lunes, 12 de noviembre de 2012

Blogger y los comentarios abusivos

Esta es una traducción aproximada de un artículo publicado en The Real Blogger Status que me llamó la atención:

Blogger no censurará comentarios o aceptará reportes sobre comentarios abusivos

En los Foros de Ayuda de Blogger, muchas veces se pregunta ¿Por qué Blogger no me da la opción de bloquear a un comentarista abusivo?

Esta es una petición que simplemente no se pueden cumplir ya que:

  • es técnicamente imposible
  • es contrario a la política de Blogger

Porque cualquier persona puede crear varias cuentas de Google sin esfuerzo y Blogger no van a perder tiempo en desarrollar funciones de bloqueo que sólo darían una falsa sensación de seguridad ya que no tendría efectos a largo plazo.

Si usted realmente siente que un comentarista representa una amenaza legal o física, debe reportar la amenaza a las autoridades locales. Si se trata de otro tipo de "molestia", Blogger considera que es "libertad de expresión" y por lo tanto, la publicación de ese tipo de comentarios es de quien los hace y quien los permite ya que el administrador de un blog, usted puede elegir qué comentarios publicar y qué comentarios rechazar para lo cual existe la opción de moderarlos.

Si cualquier comentario lo ofende, modérelos o elimínelos lo antes posible. Concéntrese en la publicación de su blog y pase por alto estos abusos. Con el tiempo, la persona abusiva se aburrirá y seguirá adelante.



A simple vista, la explicación parece razonable pero mezcla verdades, mentiras y excusas.

En primer lugar, es cierto que la responsabilidad de lo publicado es nuestra; tanto si somos administradores de un blog como si somos comentaristas pero, es completamente falso que Blogger no pueda implementar técnicamente este tipo de función, que sea una opción inútil o que sea algo contrario a sus políticas. Por favor, no traten de enarbolar banderas para justificar lo injustificable.

De hecho, Blogger TIENE varias opciones de denuncia. En la navbar (Informar sobre mal uso), en los comentarios (marcar como spam); cada tanto, aparecen direcciones para reclamar por violaciones al copyright.

Muchos otros servicios de Google tienen opciones de bloqueo o filtros diversos, GMail, YouTube ... casi cualquier sistema de redes sociales posee lo mismo (y un blog es una red social). Es algo casi elemental.

Todas esas herramientas nada tienen que ver con la censura ni limitan la libertad de expresión de nadie porque libertad de expresión es defender dos derechos: el de cualquiera a decir lo que se le de la gana y el mio a decidir si quiero o no quiero escucharlo; si no se defienden ambos derechos no hablamos de libertad de expresión.


A veces, parecería que cuando se trata de la web, el concepto de la libertad está un poco tergiversado. Una cosa es que yo acepte, admita o defienda la libertad de cualquiera, de hacer de su propio espacio el sitio que quiera y otra cosa es que yo permita que aquello que no me gusta, se traslade al mio. Ese concepto es tan elemental como eso de que cada hogar es un mundo ... pero el mio es mio.

Poner límites no significa coartar la libertad de nadie porque no creo que nadie pueda ser feliz haciendo infelices a otros a menos que sea alguna especie de psicótico. Respetar y ser respetado, las reglas son muy sencillas.

Cuando me dejo de sentir cómodo en cierto lugar porque no me gustan sus reglas, lo que debo hacer es irme silbando bajito y a otra cosa. Lo mismo pasa si lo que veo no es de mi agrado o si no cubre mis expectativas ¿Qué voy a hacer? ¿Decirle al otro que eso no me gusta? ¿A quién le puede importar? ¿Qué aporto? ¿Qué cambiará? ¿Acaso debo ser el juez de todo? ¿Acaso los otros deben darme explicaciones? Sería mejor utilizar el viejo criterio y callarse a menos que se tenga algo bueno que decir. Ser sincero no es decir siempre lo que uno piensa, sobre todo, cuando nadie nos ha preguntado nuestra opinión.

La máscara que nos provee la web es un arma de doble filo. Por un lado, nos permite re-inventarnos a nosotros mismos y despojarnos de timideces, traumas y miedos. Por el otro, parece habilitar a que algunos saquen lo peor de si.

La máscara provoca embriaguez, aguza los sentidos, destraba la lengua (o los dedos) pero nos enfrenta al riesgo de sentirnos omnipotentes, de hacernos creer que nuestra voz debe ser escuchada a como de lugar.

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